El Árbol de los Juguetes

Julio Peña nos enfrenta con un campo narrativo innovador, experimental, subjetivo e intimo. Bucea en un rico mar, plagado de sorpresas, de riscos y tesoros humanísticos que nos trae la historia familiar (muy ligada a los acontecimientos públicos), pero que son prendas que la literatura del autor enjoya con perspectiva muy personal, y proyecta a la sociedad literaria como un filón precioso que nos obliga a decirle, como ayer cuando nos leían los cuentos… y después… A ver Tío Julio, cuéntanos otro… (Moncho Azuaga)
Enhorabuena, Julio Peña Gill nos hace partícipes de ese proceso de auto-respuesta con respecto a las remembranzas familiares de infancia. O quizás, la infancia sea un mero escenario para decorar la reflexión a la que nos invita su relato pero, lo más importante, es que una nueva obra literaria acaba de calar hondo en nuestra desesperada búsqueda de nuevos estilos. Una suave metamorfosis al niño que llevamos dentro fue necesaria para que siete años de escritura se condensen en estas páginas. (Julio de Torres)