De esperas y otras impaciencias

Es un poemario que nos permite penetrar la ensoñación de los instantes que vivencia el poeta, cuya sensibilidad se derrama en los versos revelándonos su perspectiva intimista, esa indagación que nos conduce a la reflexión de la existencia misma; pues nos permite ser conscientes de la trascendencia del tiempo; la migración constante de los pensamientos, que insurrectos y rebeldes destruyen y regeneran continuamente la realidad.
El poeta nos hace ver que el afán del día tiene sus misterios, la ausencia a veces es una fuerza que asola con su pesadumbre y ansiedad, pero que, a la vez, permite hacer notorio el valor de lo palpable «el contacto», la insinuación de otro lenguaje no ligado estrictamente a las palabras, sino a la percepción sensorial grabada en la memoria con toda su policromía y polisemia poética. Paisajes que transitan descubriendo los recuerdos, rompiendo la verticalidad de un fotograma contemplativo y cubriendo las sensaciones con múltiples vestimentas evocativas.
El poeta siente, se mece en lo etéreo y hasta transmigra en los elementos naturales de donde absorbe su hálito inmortal para vivificar nuestra condición álmica; para redescubrir el presente a través del pasado y crear, incluso, una intrínseca atemporalidad.
El lenguaje, la palabra… es la fisonomía más elocuente para dejar grabada la intención de un hecho, de un arrebato, quizás una interminable espera, cuya espiral en ascenso estrumpe en un aura de iluminación universal. (Daily Grace. Magíster en Lengua y Literatura. Poeta y editora)