Descripción
Gabriel Ojeda, con peculiar estilo, nos trae un profundo análisis de toda la sociedad paraguaya. Un análisis deconstructivo que va tocando cada arista del mundo paraguayo. Los hombres comunes, los representantes políticos y los representantes del mundo literario paraguayo, o como él prefiere decir: Los Neptunianos. (Hugo Mendieta).
Ojeda es historiador, usa su prosa y su poesía para relatarnos los acontecimientos de la actualidad, para mostrarnos el mundo actual en su desproporcionada e idílica contemplación de la menudencia –como diría otro crítico–, en el contexto paraguayo: lugar que se ha llenado de meras intenciones, de quijotadas (por no usar otra palabra) mentales, de frases hechas, discursos, mucho ruido y pocas nueces. (Emilio Urdapilleta).
Ojeda no duda un instante en escupir en el asado del pensamiento confortable de los guerreros del teclado de la realidad virtual 2.0, este muchachón no duda un instante en poner el dedo en la llaga, en llamar a las cosas por su nombre; siempre con fuertes toques de ironía y metáforas a primera vista retorcidas e ininteligibles, que no son asimilables por los profanos. (Jorge García Salinas).
En este poemario Gabriel deja hervir un caldo frondoso y expone su malestar entre argumentos que sirven para no creer casi en nada ni nadie. En ese sentido configura la escuálida fotografía de este país donde la hipocresía, la inutilidad y el masoquismo son cuestiones azarosas de identidad. Poesía de la negación, no se expresa de otra manera. (Victorio V. Suárez).
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