El niño santo y vidas y muerte de Chirito Aldama

La noche del 24 de octubre de 1991, miembros del jurado y los organizadores españoles del Premio Quinto Centenario, compartían animadamente una cena. Durante la misma, serían abiertos los sobres que develarían los nombres de los autores de las dos obras premiadas. El ambiente era cálido y todos estaban de buen humor. Comenzaron con la obra ganadora del segundo premio, “Vidas y Muerte de Chirito Aldama”. Una deliciosa pero profunda reflexión sobre el sentimiento de libertad de nuestro pueblo, pintado a través de un personaje que gracias a su don de ubicuidad, no se dejaba atrapar por la Muerte ni por Karaí Añá, que se empecinaba en llevárselo al infierno. Pronto descubrieron que la obra pertenecía a Juan Bautista Rivarola Matto, escritor nacional fallecido apenas diez días antes.
El clima se tomó un tanto nostálgico. “Es una lástima –dijeron todos– que Juan Bautista no pueda disfrutar de esta alegría”. Algo repuestos de la sorpresa, se encontraron luego con una mayor: “El Niño Santo”, una epopeya sobre las valerosas residentas, ganadora del primer premio, también había sido escrita por Rivarola Matto. La emoción ya fue incontenible y las lágrimas se fueron apoderando de todos… Aquel jurado, sin saberlo, había votado en forma unánime por ambas obras para el Primer y Segundo Premios. No pocos atribuyeron este insólito hecho, a la peculiar manera de ser del escritor premiado aquella noche. Parecía uno de esos “casos” que solía contar Juan Bautista, cargados del humor y de la magia que había asimilado de las raíces de su propio pueblo.
Casi tres años después, ambas obras teatrales, ya han sido representadas y ahora son reunidas en este volumen. La Editorial Arandurã, nacida bajo la influencia de este escritor, editó la última obra que publicara en vida Rivarola Matto, “Bandera sobre las Tumbas”. Hoy inaugura su serie dedicada al teatro, con este trabajo doblemente premiado, en homenaje a su autor. El objetivo de los editores es también brindar un documento sobre quienes dieron vida a estas obras en el escenario, en reconocimiento al valor y la entrega de los que, a pesar de todo, continúan trabajando por la cultura en nuestro país.