La rosa encendida

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Las letras tienden a anular las diferencias entre el yo y el tú. Esa operación puede ser mágica o, simplemente, subversiva. En realidad, da lo mismo, si pensamos que los poemas existen gracias a que tales diferencias desaparecen durante la lectura. Para decirlo en pocas palabras, escribir poesía es también ocuparse de facilitar al lector su identificación con la página leída. Una perspectiva estrictamente personal, que acaso ni siquiera exista de un modo legítimo, es incapaz de ofrecerse en una forma poética. En Las contemplaciones, Víctor Hugo escribe: Mi vida es la vuestra, vuestra vida es la mía. Y ya va mi agradecimiento al lector bajo cuya identidad puedo permanecer un rato sin dejar de ser yo mismo. J. R.

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Año

2014

Autor

Paginas

80

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NOVELAS