Las vidas de la vida III – Des-exilios

Quien lea el texto podría preguntarse si no es el exilio el centro del relato. No, no lo es. El centro es la esperanza. Hay una breve referencia, cerca del final, a las desilusiones de la frágil democracia paraguaya, tras el entusiasmo que desató la revolución militar que provocó la caída de la dictadura de Stroessner, el 2 y 3 de febrero de 1989.
Pero la esperanza, el utopismo, es la clave de la lectura de la vida de un hombre que conoció el Paraguay de Stroessner, y que dio forma a sus territorios, a sus vidas de la vida, en el Egipto de Nasser y de la primavera árabe; en la España postfranquista; en la Argentina del Proceso de Reorganización Nacional y del regreso a la democracia; en la caída de Rhodesia y el nacimiento de Zimbabue de Mugabe; en el Uruguay del final de la “Suiza americana” y el inicio de los gobiernos militares; y en este Paraguay del postronismo.
Una utopía que navegó en las complejas aguas de la prensa, y en las no menos difíciles de la diplomacia. Entre notas de prensa, brindis, numerosas lenguas y costumbres, Ausberto tradujo su intimidad también a poemas y a canciones, que aparecen en el libro, como momentos. Su guitarra también sintió el entusiasmo de la utopía y el rigor del desencanto y la insatisfacción, nos cuenta en algún apartado. Siempre, a su lado, en alegrías desbordantes y en silencios prolongados, amigos y familia fueron siempre su koinonia, su comunidad de afecto e ideales. (David Velázquez Seiferheld)