Descripción
₲30.000
En este libro de poemas, Maybell pretende dejar su último legado a la humanidad. Es el testamento de una gran escritora que, en sus melancólicos y elegíacos versos, se despide de sus lectores a los 90 años de edad.
Nos revela que tuvo la suerte de descubrir el amor, la belleza y el arte. No pensó vivir tanto tiempo, nos dice, aunque exprimió los frutos de la vida, como una gloriosa aventura que convocó a sus seres amados y que le dio tiempo para preguntarse sobre el sentido de la vida y el misterio de la muerte.
En algunos versos medita sobre el transcurso del tiempo, sobre el destino inexorable, sobre la fragilidad de la belleza. La angustia de ser –como si fuera filósofa– le trae a la memoria (“entre los pliegues del tiempo”) el paraíso perdido de la infancia, los duendes y las voces de “antiguas presencias”.
Y así va desgranando, como un “réquiem”, poemas sobre sus íntimas vivencias, cantos de amor, pero también de violencia y lamentos. Narra una vida vivida en plenitud pero no cesa de hacerse las preguntas fundamentales, casi metafísicas: ¿por qué existimos, quién modeló nuestro destino, de dónde surgió el animal humano, hay un Dios, quizá ausente? Su búsqueda seguirá hasta el final.
Ella es una simple transeúnte abandonada en este exilio terrenal. El tiempo, con su inflexible duración, “nos mira envejecer” y nos abandona a nuestra suerte. Algunos de sus poemas son como un grito sobre el abismo y una resignación ante la agonía del existir: la soledad es nuestro destino, sólo el arte puede redimirnos.
Antes del fin, la autora reivindica el honor y la valentía de una heroína: Pancha Garmendia. La recuerda como “un lirio que florece solo, frente al abismo”.
(Osvaldo González Real)
Autor | |
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Año | 2014 |
Paginas | 86 |
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