El último amor profano

Esta es una historia de amor nada usual, porque es una historia de amor, pero es también una historia de crecimiento. Además es una historia testimonial, una historia de vida. Es así como la autora cuenta una parte de su vida para verla más de lejos, para decirle adiós a esa parte que ya cumplió su ciclo y dar la bienvenida a otra más relevante. Aquí todo es beneficioso: las equivocaciones, los dolores y los traumas, si nos disponemos a aprender de ellos, como sucede con Luciana. Aparenta ser una historia para mujeres. Sin embargo, es una oportunidad, para que ciertos hombres, puedan conocer mejor a ciertas mujeres. En realidad, no hay aprendizajes disociados en géneros, sino aprendizajes para el ser, que es uno solo. Se trata de que conocerse uno, permite conocer al otro. Amarse a uno mismo, redunda en poder amar mejor al otro. El amor si nos lo permitimos, nos pone en la situación de poder llegar a una sabiduría de la vida.
Esta es la primera novela de Ana Lia Taverna. Hay mucho en ella como en la vida, porque aquí la vida personal se está expiando. Hay seducción, pasión y dolor. Hay encuentros y desencuentros, poesía, emoción, gustos refinados, arte, arquitectura. Pero hay sentimientos tormentosos, tragedias, oscuridades. Es la visión del otro llena de luces y de pronto… la oscuridad. Es comprender la oscuridad de uno y de pronto… la explosión de lo claro. Es todo esto, y es además, la generosa invitación a un viaje. Pero puede ser para quien lo necesite, la invitación a reconocer otra forma de amar, más abarcadora, más grande. Entonces, podremos ver una posibilidad, y esta es, cómo el amor más profano, puede transformarse, con el tiempo, en amor sagrado, en Luz. (Irina Ráfols)